La reciente masacre de 12 personas asesinadas a tiros en una sala de cine en Aurora, Colorado, me hizo pensar en eventos terroríficos en general y sus implicaciones para el lugar de trabajo. Voy a llegar a esto, pero primero una historia relevante.
HISTORIA
En el otoño de 2001, un mes después del ataque terrorista en la ciudad de Nueva York, conocido ahora como el 11-S, el entonces presidente de International para una compañía farmacéutica mundial me pidió que asistiera a su reunión anual completa en Costa Rica. Mi tarea fue dar una charla sobre lo que pensé que eran temas importantes, desde una perspectiva psicológica, para un liderazgo efectivo en el siglo XXI. Cabe destacar el hecho de que entre las más de 25 personas en la sala, yo era uno de los únicos dos estadounidenses. Si bien no recuerdo los detalles de mis comentarios, mencioné la amenaza del terrorismo como un tema que justificaba su atención.
Tan pronto como dije eso, un hombre de Medio Oriente casi gritó: "¡Estamos hartos y cansados de escuchar a los estadounidenses hablar de terrorismo! Hemos vivido con el terrorismo durante cientos de años, ¡superarlo! "Cuando traté de recuperar mi equilibrio, otro miembro del equipo (del Reino Unido) le dijo a su colega:" Si bien entiendo su punto, ella tiene un punto como bien y es esto: ya no hay un puerto seguro en el mundo y esto debería significar algo para todos nosotros ".
Esa noche pude influir en una conversación productiva que resultó en que el equipo aceptara revisar las políticas y prácticas existentes relacionadas con la amenaza del terrorismo. La atención se centró en el bienestar general y la seguridad de sus empleados, así como en la estabilidad de varios sitios de trabajo en caso de actividad terrorista.
TRASCENDENCIA
Las implicaciones psicológicas -o secuelas- de los eventos terroristas en el lugar de trabajo o cerca de él, ya sean motivadas ideológicamente (como con el 11 de septiembre) o no (como en los tiroteos de Aurora, Columbine y Virginia Tech) son enormes. A nivel individual, los síntomas pueden incluir ataques de espalda, insomnio, estados de ansiedad flotante, depresión y paranoia. Cualquiera de estos síntomas, o seguramente cualquiera de estos síntomas en combinación, puede tener efectos adversos significativos en un nivel organizacional que incluye la disminución de la moral y la productividad de los empleados. Además, en este clima económico, los temores sobre la seguridad física personal pueden verse exacerbados por preocupaciones crónicas sobre la continuidad del empleo para uno mismo y para otros miembros de la familia.
Para ayudar a evitar el aumento de la angustia psicológica y la disminución de la productividad de los empleados como consecuencia de eventos terroristas reales, o incluso el miedo a la posibilidad de que ocurra lo mismo, he aquí algunas preguntas que pueden influir en los pasos proactivos en el lugar de trabajo:
Desde perspectivas globales, nacionales y personales, no parece haber muchos puertos seguros en el mundo. Pero cuando se trata del contagio llamado terrorismo, cualquiera que sea la forma que tome, los líderes del lugar de trabajo tienen la oportunidad de limitar sus consecuencias destructivas en los empleados y la perpetuación de sus negocios al participar ahora en una planificación proactiva.