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¿Qué historias se cuentan las personas en tu lugar de trabajo? ¿Son historias que mejoran o socavan sus relaciones? ¿Llenan a las personas con esperanza o con desesperación acerca de cómo están trabajando juntos?
La verdad es que a tu cerebro le encanta crear historias. Cuando ves o experimentas algo, no es posible conocer la imagen completa de qué o por qué sucedió, por lo que tu cerebro llena las piezas faltantes con historias para ayudarte a comprender lo que otros están haciendo o diciendo. Y al hacerlo, creas tu realidad social. Pero, ¿cuán precisas son las historias que estás contando?
“Desafortunadamente, las historias que nos inventamos en el trabajo tienden a ser peores que la realidad porque estamos programados para prestar más atención a las amenazas a nuestro estado”, explicó el profesor Gervase Bushe de la Universidad Simon Fraser cuando lo entrevisté recientemente. “Y luego nos comprometemos con estas historias porque los actos futuros de creación de sentido se basan en actos pasados de creación de sentido”.
Por ejemplo, alguien podría decir o hacer algo con lo que no está contento, pero en lugar de decirles algo, inventará una historia para dar sentido a sus acciones. Esta historia se convierte en tu verdad y en un filtro de cómo interpretar cualquier interacción futura con la otra persona. De hecho, los estudios de Gervase sugieren que el ochenta por ciento de los conflictos en los lugares de trabajo se reducen a esta “mezcla interpersonal” y al proceso normal de creación de sentidos.
¿Cómo puedes mantenerte alejado de las interpersonales?
Gervase sugiere cuánto es la fantasía y cuánta es la realidad dentro de las organizaciones, dependiendo de la claridad y transparencia que haya sobre lo que está haciendo y por qué lo hace. Si bien es posible que desee llevarse bien con todos, evite las conversaciones que puedan avergonzar a otros o crear incomodidad. Esto no genera confianza ni seguridad si está teniendo conversaciones negativas sobre otros a sus espaldas o tratándolos de acuerdo con sus suposiciones falsas.
Más bien, la profesora Amy Edmondson de la Escuela de Negocios de Harvard sugiere que tener seguridad psicológica le permite hablar, ofrecer diferentes perspectivas y tener conversaciones honestas sobre errores o inquietudes. No es sorprendente que Google descubriera que la seguridad psicológica es el factor número uno en sus equipos de alto rendimiento. Ayuda a crear la confianza y el respeto que alimenta la colaboración exitosa.
Y cuando reemplaza la culpa y el juicio con curiosidad, es más probable que se involucre, se conecte, colabore y valore los puntos fuertes de la otra persona. Gervase descubrió que una forma de hacerlo es a través de una mentalidad de indagación apreciativa que le permite ver lo mejor y el potencial de otras personas y de su organización en general.
Gervase sugirió tres formas en las que puede ser más exitoso en su colaboración con los demás.
¿Qué puedes hacer para evitar la interpersonalidad?