“Una buena risa y un largo sueño son las mejores curas en el libro del médico”.
Proverbio irlandés
La National Sleep Foundation está celebrando su Semana anual de Concientización sobre el Sueño, del 10 al 16 de marzo de 2019. El tema de este año, “Comience con el sueño”, destaca la importancia de la buena salud del sueño para que las personas alcancen sus metas personales, familiares y profesionales. Los expertos dicen que una persona adulta debe tener entre 8 y 10 horas de sueño ininterrumpido cada noche de forma regular; sin embargo, estas recomendaciones dependen de la edad de la persona:
Los estudios también muestran que las personas deben seguir un horario de sueño durante la semana y los fines de semana y “ponerse al día con el sueño durante los fines de semana” no restaurará el sueño de una persona durante la semana.
El término “higiene del sueño” se refiere a una serie de hábitos saludables de sueño que pueden mejorar la capacidad de un individuo para quedarse dormido y permanecer dormido. Estos hábitos son la piedra angular de la terapia conductual cognitiva, el tratamiento a largo plazo más eficaz para las personas con insomnio crónico. Practicar una buena higiene del sueño no solo puede ayudar a un individuo a enfocarse mejor en las tareas, sino que también puede mejorar su estado de ánimo, energía y función inmunológica. Por otro lado, dormir de forma regular puede llevar a una multitud de problemas, como depresión, aumento de los niveles de estrés, fatiga, poca concentración y falta de energía, lo que puede contribuir a un rendimiento laboral deficiente y tensión en las relaciones. Los trastornos más frecuentes del sueño y la somnolencia diurna son los signos más evidentes de una mala higiene del sueño. Además, si una persona tarda demasiado en dormirse, debe considerar evaluar su rutina de sueño y revisar sus hábitos a la hora de acostarse. Solo unos pocos cambios simples pueden hacer la diferencia entre una buena noche de sueño y una noche en que se tira y se da la vuelta.
Primavera adelante retroceda, aunque los relojes cambian solo una hora durante el horario de verano, los efectos pueden ser notorios. Esto es especialmente cierto en la primavera cuando las personas pierden una hora del día y esa hora a menudo se resta del tiempo dedicado a dormir. Dentro de unos días, el individuo debe adaptarse al nuevo horario de forma natural, ya que su ritmo circadiano se adapta a su nueva realidad. Si la persona tiene la previsión de planificar con anticipación, es útil prepararse para perder esa hora de sueño yendo a la cama 15 a 20 minutos antes de lo habitual cada noche en los días previos al cambio de hora. Si esto no es posible, intente, al menos, entregarse más temprano la noche del cambio de hora para intentar recuperar parte de esa pérdida de sueño.
Para ayudar al cerebro y al cuerpo a hacer el cambio más rápido, también ayuda dormir una media hora más el domingo por la mañana después de que los relojes cambian como una forma de estar expuesto a la luz solar temprano en la mañana. Si es difícil obtener luz solar natural en la mañana, considere usar una caja de luz o un simulador de amanecer para mejorar el estado de alerta mental y físico.