Las transiciones de la vida traen cambios, desafíos y la posibilidad de transformación. Las transiciones se producen de muchas maneras: nacimiento de un hijo, pérdida de un trabajo, jubilación, enfermedad prolongada o muerte de un ser querido, por nombrar algunos. Cada transición presenta una oportunidad de crecimiento, resiliencia y una ampliación de la capacidad personal. Pero todo tiene un costo emocional y generalmente financiero.
El departamento de Steve estaba siendo eliminado y recibió un aviso de dos semanas. El trabajo de su esposa Denise trajo una cantidad decente de dinero, pero su estilo de vida dependía de ambos ingresos. El paquete de indemnización ofrecido les permitiría pasar un mes más o menos, pero después de eso sería difícil.
El padre de Amy fue diagnosticado con cáncer terminal. Sus padres vivían en todo el país, y su madre estaba devastada. No tenían apoyo, y le correspondía a Amy ayudarlos. Su negocio de consultoría era flexible, pero no tanto. Amy tuvo que pasar algunos clientes a amigos y esperaba poder recoger los pedazos cuando la vida volviera a la normalidad.
El primer hijo de Peter y Carol nació un domingo. La familia estaba abrumada de alegría al llegar. Lo que Peter y Carol no esperaban era el informe del médico de que se necesitaría una cirugía para corregir un problema que habían encontrado poco después del nacimiento. Requeriría un período de recuperación bastante largo y costoso. Había muchos más asuntos que tratar que Peter y Carol podrían manejar en este momento.
Hacer frente a problemas financieros durante períodos de cambios significativos puede ser casi imposible. Después de cualquier acontecimiento altamente emocional, entender los aspectos prácticos de la toma de decisiones financieras puede ser un obstáculo amenazante. Pero seamos sinceros, no es como si hubiera muchas opciones en el asunto.
El mejor enfoque para trabajar a través de asuntos financieros durante los tiempos de transición implica la previsión y la preparación. Considera lo siguiente:
Algunas transiciones son previsibles, como el nacimiento de un bebé o la jubilación planificada. Otros, como enfermedad o un accidente o muerte súbita o pérdida de trabajo, suceden en un abrir y cerrar de ojos. Pero lo que todos tienen en común es la energía emocional que se consume durante estos tiempos, impidiendo que las otras "cosas" se releguen a una menor importancia.
Al lidiar con tiempos de tensión y conflictos, necesitamos recurrir a nuestra fortaleza para encontrar nuestra capacidad de recuperación. Nuestra capacidad para recuperarse de la agitación es un componente clave para enfrentar los desafíos inevitables que brinda la vida. Sin resiliencia, terminamos forcejeando en nuestros problemas y sin las herramientas necesarias para abrirnos paso.
La preparación y la previsión son grandes pasos a seguir para enfrentar potenciales transiciones de vida. Esperar hasta que esté en medio de un gran cambio en su vida para enfrentar los desafíos financieros está lejos de ser ideal. Es mucho más fácil recuperarse cuando ya tiene sus reservas de efectivo, seguro y planes de emergencia en su lugar. Para pensarlo de otra manera, es mucho mejor tener a mano un extintor de incendios y nunca usarlo que esperar a comprar uno hasta que su casa se incendie.