Una respuesta automática para muchos padres después de que su hijo tenga una pesadilla es: "No es real, así que no necesitas sentirte asustado". El problema es que, aunque el mal sueño no es real, las emociones que el niño está experimentando son intensamente reales y no se pueden ignorar.
¿Cuál es la mejor manera de enfrentar las pesadillas para que todos en la familia duerman mejor? Llegue a la realidad detrás del mal sueño al adentrarse en la realidad de las emociones cotidianas del niño. Los malos sueños en la noche son composiciones que provienen de una paleta de emociones diurnas que incluyen tristeza, frustración, miedo, vergüenza, timidez y vergüenza.
Durante los días ocupados, es fácil adquirir el hábito de dar directivas a los niños en lugar de escucharlos activamente. "Lávese las manos", "termine su refrigerio" y "apúrese" puede controlar el tipo de comunicación que los padres tienen con los niños.
Esfuércese por comunicarse con su hijo a un nivel más profundo al ser abierto y receptivo a lo que sucede en su mundo. Hablar con los niños mientras se hace una tarea poco exigente como colorear hace que sea más probable que se abran. Además, no juzgar hará mucho para lograr que sean más libres con sus pensamientos y emociones.
Este tipo de comunicación con los niños les permitirá desahogar y procesar una gama de pensamientos y sentimientos, brindando una base sólida para la reducción de las pesadillas y hacer frente a las pesadillas de una manera más constructiva.
Los siguientes son consejos que también pueden reducir significativamente la aparición de pesadillas en niños: