Curiosidad intelectual

Cuando éramos niños, sentíamos curiosidad por casi todo. Esto puede haber molestado a nuestros padres y maestros, pero también es una parte esencial del desarrollo humano. Si queremos crecer intelectualmente, moralmente, socialmente y espiritualmente, debemos hacer preguntas y buscar respuestas. Necesitamos curiosidad intelectual En algún momento, sin embargo, muchos de nosotros perdimos esta curiosidad inicial. Tal vez temíamos parecer poco inteligentes o ignorantes, o tal vez un compañero en la escuela se burló de nosotros por nuestra curiosidad. Afortunadamente, no es demasiado difícil recuperar este rasgo.

¿Qué es la curiosidad intelectual? La persona intelectualmente curiosa tiene un deseo profundo y persistente de saber. Ella pregunta y busca respuestas a las preguntas "por qué". Y no deja de preguntar a nivel de superficie, sino que hace preguntas inquisitivas para despejar las capas de explicación para llegar a las ideas fundamentales sobre un tema en particular.

La curiosidad no siempre es buena o buena en un sentido no calificado. Mató al gato, después de todo. Y puede matarnos o dañarnos, si no tenemos cuidado. Por ejemplo, Isaac Newton una vez metió un palo plano entre su cráneo y la parte posterior de su ojo, y grabó las experiencias visuales que tuvo. Esto fue parte de su curiosa búsqueda para saber cómo los seres humanos percibimos el color y la luz. Si bien no es tan peligroso, podemos permitir que nuestra curiosidad nos lleve a buscar Google sin objetivo en cosas sin importancia. Esto parece una pérdida de tiempo. Sin embargo, cuando la curiosidad se dirige hacia el extremo derecho y se persigue de la manera correcta, puede llevar a la sabiduría y a una vida más profunda y enriquecedora.

¿Cómo podemos desarrollar este rasgo? En su libro, Virtuous Minds , del cual se dibuja lo anterior, Philip Dow ofrece varias sugerencias. Podemos comprometernos a tomar 10 minutos al día para investigar algún tema o tema que nos interese pero que aún no nos hayamos tomado el tiempo para explorar. Podemos hacer preguntas sobre aspectos aleatorios del mundo.

Añadiría que podemos explorar cuestiones de importancia cotidiana para nosotros. Si es padre, lea alguna beca accesible sobre crianza de los hijos, desarrollo infantil o crecimiento del carácter. Si es un entrenador, investigue sobre los aspectos técnicos de su deporte, o sobre cómo motivar a los atletas, o cómo fomentar el crecimiento del carácter en los atletas jóvenes. Si eres religioso, o no, encuentra un buen libro que argumente a favor y en contra de tu punto de vista particular. Independientemente de lo que decida, siga explorando, analizando y evaluando, para poder ir más allá de la primera o la primera capa de respuestas. Cuando hagas esto, experimentarás un crecimiento personal e intelectual emocionante.

@michaelwaustin